MIEDO…PEOR QUE EL COVID

21/07/2020

APOCALIPSIS DEL MIEDO

Los cuatro jinetes y sus cuatro crisis, algunas fatalmente reales y otras previsibles, son una imagen que lejos de asustarnos y dejarnos arrastrar por sus consecuencias, deberían ponernos en guardia y generar las resistencias que permitan sobreponernos a las pérdidas ya generadas y hacer frente a las que pueden producirse.

PROGRAMACION PREDICTIVA

Hay tantas teorías, que ya no se con cual quedarme.

Está claro que el virus es real, existe y se propaga rápidamente.  Y que los muertos son reales, no se los ha inventado nadie.

Pero también creo que lo peor vendrá cuando el miedo ya esté instalado en la sociedad y solo tengan que decir “que viene el virus” para quitarnos la libertad cada vez que les convenga.

Como digo, tengo claro pocas cosas, pero de una cosa estoy segura: nos manipulan a su antojo a través de «sus» medios de comunicación.

USO OBLIGATORIO DE  MASCARILLAS

Lo cierto es que cada día entiendo menos esta situación.

El Ministerio de Sanidad ha cambiado totalmente de postura en lo que al uso de mascarillas se refiere, pasando de no recomendarlas más que en casos concretos,  a hacerlas obligatorias.

Durante meses, la Administración y el Gobierno ha mantenido una tesis científicamente justificada -no digo que acertada, pero sí con una mínima justificación.

Así, se ha negado la necesidad y la obligatoriedad de emplear mascarillas en el desarrollo de la vida privada y en la social, incidiendo en que solo se deben utilizar las mascarillas cuando exista una situación objetiva de riesgo (profesionales, enfermos o al actuar frente a personas de riesgo).

Quizás es porque antes no se podían comprar mascarillas, o eran muy difíciles de conseguir, y ahora se ha hecho necesario dar salida a la gran producción que existe en el mercado.

El covid ha sido, y es, un Virus mediatizado y viralizado.

Lo bien cierto es que el arma más importante en la lucha contra el coronavirus es la verdad.

Por eso, todo esto es una fatal confirmación del dicho de que

«no se confía en quien haya mentido una vez, incluso si dice la verdad».

LAS FALSEDADES DE QUIENES NOS GOBIERNAN

Esto es palpable en el caso de China, donde el virus apareció por primera vez.

Al comienzo del brote, cuando las posibilidades de contención aún eran altas, los cuadros y las fuerzas de seguridad del Partido Comunista Chino intimidaron a los médicos. Las evidencias fueron destruidas, los hechos negados. La consecuencia: primero una epidemia nacional, luego una pandemia global.

Desde que en Wuhan, con sus 11 millones de habitantes, con constantes neumonías y todo tipo de gripes y enfermedades, saltó la alarma se empezó una campaña muy sensacionalista. 

Se monitorizó la temperatura de sus habitantes y ya entonces, de forma inmediata, hilamos cualquier temperatura alta con coronavirus y, a su vez, relacionamos el coronavirus con una letalidad que, al final, va a ser mayor que las medidas tomadas contra él.

A todo esto, se llenaron los telediarios de datos sin contrastar con otras epidemias, de ansia por engullir a la población en las pantallas sin darle tiempo a pensar ni a reaccionar, sometiéndola a un estrés y una psicosis irresponsable en busca de audiencias y de competir a ver quién alerta más.

Esta crisis, esta llamada epidemia, no está producida por el virus.

Está producida por nuestra forma de vida, la vida competitiva y la supervivencia, insolidaria e injusta. Está construida sobre el miedo al futuro que cercena el alma de las gentes.

«Quizás algún día se demostrará que el virus no mata tanto como el miedo, la angustia, la depresión y el aburrimiento desvitalizador, que puede acabar con la vida de muchas más personas».

Y al final nos cobraran por respirar: los que no mueren de covid mueren de la pura mascarilla…

Quiero apelar a Aristóteles para aplicar aquel sabio pensamiento de que “la virtud está siempre en el término medio”.

MOTIVOS PARA LA CALMA

La calma no vende mascarillas ni llena supermercados ni provoca un gasto en vacunas desmesurado. 

Como primer indicio de este hecho, 810€ han llegado a cobrar en un hospital privado madrileño Ruber Internacional por una prueba para detectar coronavirus.

¿Quién puede medir los daños psicológicos, emocionales y físicos de mantener a una población aislada y lejos de sus seres queridos? 

¿Cómo ha afectado esto a nuestro sistema inmune?

¿Cuántas de las personas enfermas no lo están más por el nivel de estrés al que hemos sido sometidos?

¿Cuál va a ser el síndrome post traumático de todo esto?

Por otra parte, teniendo en cuenta que en España la primera causa de muerte no natural es el suicidio;  ¿Dónde están las cifras de suicidio actualmente?

¿Qué consecuencias ha tenido el aislamiento y la falta de contacto en las personas con tendencia a la depresión o enfermedades metales? 

¿Cuántas mujeres han muerto por violencia de género en estos días?

¿Qué ocurría si durante este colapso económico, al borde del abismo, nos sorprendiera algún tipo de catástrofe natural, como los incendios o inundaciones de hace meses? 

¿Cuántas víctimas podrían venir ante un sistema paralizado y un pánico generalizado al contacto con el otro? 

¿Tendremos el próximo invierno, o el siguiente, otra edición de un nuevo coronavirus?

RESPONSABILIDAD

Me parece curioso con qué facilidad la gente apela a la responsabilidad ante la situación. 

Pero lo siento, no creo en apelar a la responsabilidad después de que hayan tenido la irresponsabilidad de haber creado este caos. 

Considero que la responsabilidad es también poner en duda medidas negligentes como alarmar a toda una población ante un mal mucho menor del que nos hacen creer.

Yo no digo que la situación no sea terrible, especialmente para las personas que lo padecen y sus allegados.

Y que seguramente la cuarentena y el confinamiento fueron medidas necesarias para limitar la expansión de la epidemia.

Lo que digo es que muchas otras enfermedades que nos rodean, nos traen miles de tragedias todos los años. Todo depende de si pones un foco constante en ellas o, por el contrario, les dedicas un tiempo proporcional en los medios.

Pero ahora resulta que el enemigo del pueblo es un virus. Y toda la masa a luchar contra él.

Lo siento pero no me lo creo. Como dice el doctor Karmelo Bizkarra se le están dando cualidades humanas al virus como si fuera un invasor, otorgando al virus lo peor de los humanos cuando “es el ser humano el que actúa sobre el virus y no al revés”.

Estamos perdiendo de vista que cualquier germen (virus, bacterias, hongos), sólo germina cuando encuentra las condiciones adecuadas para ello.

Obviando que quizás también, el abuso de medicamentos, (además de ser la tercera o cuarta causa de muerte), puede provocar alteraciones graves entre los microorganismos, propiciando la aparición de gérmenes más o menos patógenos y/o “mutantes”.

Y eso sin tener en cuenta que el miedo, el pánico, la ansiedad, la angustia, la depresión…, provocan un déficit del sistema inmunitario que abre las vías a cualquier infección-inflamación, que desequilibra aún más el sistema y favorece la aparición de enfermedad.

En vez de convertirnos en cazadores de virus y microbios, convirtámonos en hacedores de nuestra salud y vida.

De otra manera ocurrirá lo que muchas veces ha ocurrido: primero te venden la enfermedad y luego te venden la curación; no sólo para este mal, sino para todos tus males.

Dentro de poquitos meses tendremos vacunas, no suficientemente probadas, y antivirales para todos.

 ¿No le conviene todo esto a aquella industria que gana más, cuantos más enfermos hay en el sistema?

Lograrán con esto, no solo que se mediquen las personas enfermas, sino que lo hagan las sanas. Una buena manera de aumentar el negocio.

Y la paranoia sigue aumentando.

También considero un error pensar que la gente va a hacerse responsable desde el miedo. Más bien, el propio pánico provoca fugas peores por otros lados.

Después de todo, desatando una alarma de este calibre no se puede esperar que la gente actúe de una forma diferente en urgencias que en los supermercados.

Ante los medios, ocurre lo mismo; cuando la gente habla de «si le pego el coronavirus a mi abuela o a mi abuelo» da por hecho algo que es muy improbable pero que los medios le han hecho ver como muy posible (sin que esto signifique no tomar medidas con respecto a los mayores).

Deja de ver la televisión

EL SISTEMA SANITARIO

Es evidente que lo difícil es que haya medios sanitarios para atender un virus de esta envergadura.

Desde el principio no me he identificado con el sentimiento de agradecimiento innecesario desde los balcones.

Creo que todos han terminado siendo carnaza del hipnotismo mediático, y que hacer creer con aplausos que son «héroes», ha alimentado el poder inculcar mejor «el virus del borreguismo colectivo».

Lo que realmente he visto es la vulnerabilidad del actual sistema sanitario. Por ello considero necesario una revisión de este sistema de salud que está basado, casi en un cien por cien, en luchar contra la enfermedad en vez de favorecer la salud.

Por ejemplo, nuestro sistema médico, anclado en luchar contra la enfermedad, ya hace tiempo que reconoce que el uso y el abuso de antibióticos está produciendo el grave problema de las resistencias a los antibióticos y la aparición de bacterias “mutantes”. 

Manuel Elkin, inmunólogo creador de la vacuna de la malaria, apunta que “estamos entrando en un juego mediático sin sentido”. Advierte también que «hay que tener los ojos bien abiertos pero sin entrar en pánico ni en medidas extremas y contraproducentes».

Elkin ha declarado que «lo lógico es aislar exclusivamente los casos de contagio y hacer un estudio de los allegados al infectado».

Lo que cada día tengo más claro es que nuestra salud no depende de la industria farmacéutica, ni depende del sistema sanitario.

En el año 1974, el informe Lalonde, ya mostró que los hábitos de vida tienen un 43% de influencia en la salud, mientras el sistema sanitario (médicos, hospitales, atención de enfermería, etc.) sólo influye en un 11%. 

Y sin embargo éste se lleva la mayor parte del presupuesto sanitario, en lugar de fomentar una educación para la salud.

¿RAZONES PARA EL MIEDO?

Primero me gustaría empezar explicando cómo hemos llegado a esta situación en la que, precisamente, los medios de comunicación han sido decisivos. 

Todo el día realizando el conteo de los casos de contagio y muerte por coronavirus, no vaya a ser que la gente se despegue de las pantallas.

Las consecuencias negativas es que distraen el funcionamiento habitual de los servicios sanitarios, que se someten a un estrés innecesario.

Es decir, no es que sólo no haya medios para atender al virus, sino que no hay medios, sobre todo, para atender al pánico creado en torno a él.

La situación en la que estamos me recuerda a aquella persona, responsable principal de una familia, que era muy austera y que decidió que su familia viviera en la pobreza para evitar la pobreza.

Pues en este caso vivimos en la alarma y el colapso para evitar la enfermedad.

Evitar la enfermedad para convertirnos a todos en enfermos. Como si el miedo no fuese la verdadera plaga.

Evidentemente el factor de riesgo varía si te dedicas a mezclarte con miles de personas y no tienes ninguna precaución. 

Pero con medidas de higiene básicas y un comportamiento responsable, las posibilidades siguen siendo escasas.

También es cierto que habrá personas que hayan pasado el coronavirus y no se hayan enterado, o simplemente, lo han pasado y han aguantado en sus casas.

En todo caso, esto se convertiría en una buena noticia ya que significaría que el ratio de letalidad es menor del que le asignan.

SI A LA NATURALEZA, Y NO AL MIEDO


Los pájaros se escuchan en las ciudades, el aire es más puro, el agua más cristalina, los delfines y los cisnes vuelven a Venecia.

La naturaleza recupera su espacio.

Quizás también debamos pensar en cómo se sienten los animales cuando les confinamos en jaulas. 

Quizás debamos aprender mucho de esto y ralentizar nuestro ritmo, conformarnos con menos para obtener más.

Y para terminar y si tuviese la suerte de que las autoridades me leyesen les diría:

«No mataréis al virus, puesto que es parte del ecosistema al que pertenecemos: LA VIDA».

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LA PANDEMIA. MI OPINIÓN PERSONAL

22/06/2020

PREFIERO VIVIR RODEADO DE LOCOS, A VIVIR RODEADO DE TONTOS

Con motivo de la pandemia creo que han conseguido adoctrinarnos de tal modo que hasta nos vigilamos y nos juzgamos entre nosotros.

Particularmente estoy harta de los miedosos, de los policías de balcón, calle o playa, harta de que me intenten tapar la boca con un bozal, harta de que la gente tenga miedo a abrazarse, a besarse….

la pandemia del covid

LA PELÍCULA DE LA PANDEMIA

Una película española de 2015 («Hablar») contiene una escena que parece sacada de una máquina del tiempo, de la mano del gran actor Sergio Peris-Mencheta.

La acción se desarrolla en el madrileño barrio de Lavapiés.

El actor lleva guantes y mascarilla cuando se entrecruza en la entrevista que un paparazzi realiza a una famosa,  acerca de su marido en la cárcel.

El actor describe, con apariencia de loco paranoico, lo que hoy estamos viviendo. Escuchen esa escena:

Separar, aislar, tocar, oler, epidemia, casa, medios de comunicación, contacto, reuniones, asambleas, manifestaciones, miedo, contagio, sometimiento, zona de pruebas, sistema, nocivos, idiomas, comunican, socializan, guantes y mascarilla, palabras que hemos escuchado una y mil veces en la PANDEMIA.

Y por fin Apocalipsis= correr el velo.

Hablar la película española que habla sobre la pandemia del covid

EL EXCEDENTE SOCIAL EN LA PANDEMIA

Soy partidaria de la justicia que habla y defiende nuestra más pura libertad como seres, el derecho a no ser «interferidos», engañados, manipulados, envenenados, irradiados, fumigados, … en definitiva asesinados.

Con motivo de la pandemia la extinción se ha dirigido a los más débiles y caros de mantener: ancianos y enfermos crónicos. Lo interesante sería saber el próximo objetivo.

¿No os resulta extraño que el bicho sea selectivo y ataque a ancianos y personas enfermas,  todos poco productivos?

No ataca a niños ni jóvenes. Un niño pequeño aun no tiene un sistema inmune maduro, en teoría serian carne de cañón, pero no.

Lo que ha pasado en las residencias de ancianos en Madrid, todo el mundo ha visto las directrices que tomaron, eso ha sido un genocidio en toda regla algo para la corte penal internacional de la Haya ¿donde están las denuncias?

Y digo yo ¿qué necesitamos ya para reaccionar?

PIENSA UN POCO

Están induciéndonos a pensar  que «somos demasiados».

También a causa de la pandemia…

La cuestión es que la nueva normalidad, que poco tiene de normal, ha traído consigo una consecuencia que va a producir efectos muy graves. Se trata de la limitación de aforo.

Aforo máximo en supermercados, en tiendas, en discotecas, en bares, en la playa, en el teatro, en bodas y entierros, en peluquerías y hasta en el ascensor de la comunidad de vecinos…

¿Cómo evitar el aforo máximo? Siendo menos personas.

Dentro de poco tiempo empezará a haber bots en las redes con la idea de que «si fuéramos menos la vacuna no sería obligatoria o necesaria» o «si fuéramos menos, la inmunidad de rebaño se habría alcanzado ya».

Y poco a poco el rebaño irá pensando que «mejor si somos menos».

Quién me hubiera dicho que recordaría con nostalgia aquello que decía el Dúo Sacapuntas en el Un, dos , tres de mi infancia_ “¿Como estaba la plaza? Abarrotaaaa!”

la nueva normalidad

LA NUEVA NORMALIDAD DESPUÉS DE LA PANDEMIA

El hecho de tener que comunicarnos entre nosotros utilizando un nexo tecnológico no sólo nos vulnera en nuestra privacidad sino que nos reduce el idioma y por ende nos lleva a un nivel involutivo.

Por no hablar de las Apps que controlarán nuestros movimientos y nuestras relaciones.

Las reglas de higiene y distancia física se mantendrán, como mínimo, hasta final de año y se van a convertir en una constante en nuestras vidas.

Adiós a los besos y apretones de manos

Uso obligatorio de mascarillas

Sistemas sanitarios contra las cuerdas: ¿están suficientemente liberados y preparados para otra ola epidémica?

Tened en cuenta que el límite de la circulación de personas lo pondrá la capacidad de atención hospitalaria a quienes resulten enfermos.

Eso es lo mismo que decir que los gobiernos administrarán la muerte. Tocará aprender a arriesgarnos lo menos posible. Pero el ‘no arriesgarse’ está fuera de las opciones realistas.

Vamos a pasar los próximos meses jugando al gato y al ratón. Tratando de revivir la economía sin matar a miles de personas en el intento.

No hay datos creíbles sobre el comportamiento de la enfermedad, y parece ser que el problema de la pandemia no es que se trate de una enfermedad que (generalmente) no es grave, sino que el verdadero problema es su rápido contagio y cómo ello provoca un colapso del sistema sanitario, impidiendo que los enfermos más graves lleguen a tener la atención que requieren. 

En logística, es inventar un mundo nuevo. O muchos mundos nuevos.

En el ajuste de esa nueva realidad habrá que pagar costos.

Monetarios, muchos.

De salud, otros.

Y cuando dominemos esas nuevas rutinas, en las que al principio no cabremos todos, quizá comencemos a vislumbrar la forma de eso que llaman “la nueva normalidad”.

Pero falta mucho para ello. Mucho dinero perdido, mucho tiempo y demasiado dolor.

Por eso no hablemos de nueva normalidad cuando apenas vamos a experimentar los estragos de una nueva realidad, una realidad tocada por un virus letal.

ECONOMÍAS EN CUARENTENA

Abrir sectores productivos implicará, necesariamente, un costo sanitario.

Soy muy consciente de que lo prioritario es salvar vidas pues la muerte es lo único que no tiene ninguna solución.

Pero al mismo tiempo, un gobierno debe tener la capacidad de tomar en paralelo otras medidas también necesarias y con urgencia para frenar una pandemia que no es únicamente sanitaria, sino también económica.

Debemos ser conscientes de la complicada situación por la que atraviesan ahora mismo muchas de nuestras empresas, al igual que ya empiezan a sufrir también numerosos trabajadores en una situación laboral que ya amenaza (y es) el desempleo.

Nuestras empresas se están enfrentando estos días a tener que atravesar complejas situaciones financieras, en las que la falta de liquidez, ingresos o parada de producción puede acabar estrangulándoles definitivamente.

Lo que hace el Gobierno

Mucho se ha hablado de las recetas “salvavidas” que iba a poner en marcha el gobierno para salvarnos a todos de la pandemia, y en su momento fue mucha la expectación creada al respecto.

El hecho es que el gobierno ha decepcionado, y mucho, a la mayoría de los analistas especializados, puesto que sus recetas son más bien escasas, y totalmente insuficientes para la que se nos viene encima, y de paso, no se acaba de ver que ataquen realmente a la raíz del problema.

Minimizar los problemas e ignorarlos no funciona.

Hay que afrontarlos de frente y con todas las herramientas que tiene el Estado, que son muchas. 

Si dejamos que los problemas se hagan más grandes, los mecanismos disponibles no son tan efectivos.

No sería justo no reconocer que hay medidas económicas que se han tomado.

Pues ya sería demasiado haber caído en la inacción en una situación de emergencia nacional como la que estamos viviendo.

Pero las medidas reveladas por el gobierno son efectivamente profundamente decepcionantes.

Y es que el Estado tan sólo ha propuesto medidas para anticipar o aplazar pagos, lo que en la práctica va a acabar suponiendo aplazar unos meses la consiguiente sangría financiera para las empresas.

De poco servirá que durante unos meses las empresas estén exentas temporalmente de sus pagos, si a la vuelta de la esquina, y con un panorama económico que no se anticipa nada halagüeño, van a tener que pagar lo que corresponda a ese año en curso, más encima lo aplazado del actual.

Vamos, que poco van a ayudar estas medidas en la práctica.

Y aunque es cierto que se ha conseguido un acuerdo para  que los ERTES se alarguen hasta el 30 de junio, parece que está difícil la negociación para que estos se prorroguen hasta el 30 de septiembre o hasta finales de año.

Lo que no se acaba de entender es que esta medida debería haber partido del propio gobierno, y además en esa mesa de negociación ya debería haber estado el ejecutivo desde el minuto cero, para agilizar al máximo la posible implementación en un estado de auténtica emergencia nacional.

Sin embargo, aquí estamos esperando su respuesta formal más allá de mostrar una buena predisposición a la propuesta de los agentes sociales y los empresarios, resultando sangrante que a fecha de hoy aún no estén ya a toda prisa trabajando en su aplicación.

Lo que debería hacer el Gobierno

Enfrentar la realidad de esta pandemia es un tema difícil de dominar por los políticos y gobernantes y menos cuando el presidente del país camina a ciegas y con tapones en los oídos, lo que le dificulta ver lo que realmente está sucediendo.

Y por si fuera poco, creo que carece de las cualidades necesarias para analizar lo que está sucediendo, por lo que no le queda más remedio que dar palos de ciego, débiles, ineficaces e insuficientes.

El diseño de la estrategia de apertura de la economía le corresponde al gobierno, y hacerse con toda la información posible para hacerla más robusta y efectiva es su responsabilidad.

Por ejemplo, echo en falta muchas pruebas diagnósticas, no hacer las inversiones necesarias para implementar el equipamiento en los hospitales, equipos de protección para los trabajadores de la salud, y en general, para la población.

A nosotros como población nos toca acatar y seguir las recomendaciones emanadas de la estrategia.

A cada quien su responsabilidad.

Pero no dejo de ver economías en el atolladero que se nos echa encima por momentos, y que también puede acabar provocando víctimas mortales por la precariedad socioeconómica que puede sobrevenir, y por los incontables suicidios cuya causa verdaderamente nadie analiza, y tras los que podría haber motivaciones económicas.

Me quedo con el mensaje de la película tenemos que hablar, hablar mucho y con mucha gente.  Hacer llegar nuestros mensajes, nuestras ideas, nuestras propuestas…

REACCIONEMOS

El secreto está en nuestros pensamientos, en nuestras palabras, en nuestra forma de reaccionar a todo esto…

La lista de atentados contra los derechos humanos de los seres del planeta es inagotable.

Pero igual es nuestra fortaleza y aguante.

No pueden con Nosotros, somos salvajes y libres.

Respetemos y disfrutemos al máximo de lo que nos ofrece esta vida y no dejemos «espacio» para los que quieren destruirla.

Respira, Toma el Sol, Come Sano, Despeja tu mente, Medita, Re prográmate.

Saludos compañer@s de viaje…

Gestiona Abogados

LA CONDENA DE UN INOCENTE

INTRODUCCIÓN

La condena de un inocente es cada vez más habitual.

En el origen de la administración de las penas está el concepto de culpa, que a su vez está directamente relacionado con el libre albedrío, pues sólo a partir de éste se pueden infringir las leyes.

Las leyes de los estados son leyes arbitrarias y no absolutas, en cuanto que proceden del criterio humano, y por lo tanto, las penas correlativas también lo son.

Se dice que la privación de libertad tiene como objeto apartar al sujeto peligroso de sus semejantes hasta que éste se haya rehabilitado para su posterior re-inserción en el medio social.

Nada más alejado de la realidad, como todos sabemos.

La cárcel es castigo en forma de venganza.

Y que algunos inocentes acaben en prisión es algo normal, fruto de un sistema legal imperfecto.

INOCENTE

INOCENTE EN LA CÁRCEL

Que en España no tenemos una verdadera Justicia es algo que la mayoría de los ciudadanos no saben, porque a lo largo de su vida no “chocan “con la justicia, o si lo hacen, es para temas menores. 

Por lo tanto, lo que no me afecta, no me molesta. 

Como otras muchas cosas, no descubrimos las graves deficiencias, hasta el momento en que el problema nos engancha en su engranaje y nos devora irremisiblemente poco a poco.

Muchos no saben que nos pueden condenar por indicios (los que los jueces o magistrados crean oportunos) o por prueba indirecta.

En  estos  casos se aplica  una especie de presunción de culpabilidad contra el reo, -que no puede sino negar su participación sin más.

Esta presunción de culpabilidad debería ser definitiva y absolutamente proscrita por  nuestro  ordenamiento  constitucional.

Puestos a movernos por presunciones, la única y esencial que rige en nuestro ordenamiento es la de inocencia.

Soy inocente mientras no se demuestre lo contrario… ¡mentira!

Cuando afirmo que no existe una verdadera Justicia no lo hago gratuitamente. 

El Tribunal Europeo de los derechos Humanos, y el Comité de los Derechos Humanos de las Naciones Unidas ya han sancionado a España en diversas ocasiones por no cumplir el Convenio de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos.

¿INOCENTE?

Bajemos al detalle para entenderlo mejor. 

Partamos de la premisa (que no es baladí) de que toda persona es inocente mientras no se demuestre lo contrario.

Algo que todos tenemos tan asumido, no se cumple en la realidad. 

En nuestro país, los jueces pueden condenar porque han llegado a la “íntima convicción” de que alguien es culpable.

No por las pruebas, sino porque ellos “creen” que es culpable.

Esto no ocurre en el sistema anglosajón, ni en el derecho de nuestro país vecino,  Francia,  donde las leyes dicen lo que dicen, y no lo que los jueces quieren que digan.

Por todo ello, creo que no exagero cuando afirmo que, no existe una verdadera justicia en nuestro país.

«Siempre se ha dicho que era mejor que diez culpables estuviesen en la calle, antes de que un inocente estuviera en prisión».

Pero esta premisa ya no se cumple.

La presión mediática empuja a la gente a pedir penas más duras.

Y los políticos, tienen que seguir la corriente, a golpe de escándalo.

Pero eso no lleva a una mayor seguridad ni a una justicia más justa.

«Si no prevemos que los jueces son personas, y se pueden equivocar en su “íntima convicción”, cada vez tendremos más inocentes en la cárcel».

IMPUTADO-INVESTIGADO-ACUSADO- ¿INOCENTE?

La primera vez que se recibe una acusación penal, la persona sufre una profunda e irreversible experiencia, como si contrajera una «enfermedad social», e incluso se puede llegar a dudar de uno mismo sobre lo que se ha hecho, o sobre lo que se ha dejado de hacer.

Se debe probar la culpabilidad

El derecho a la presunción de inocencia supone que el imputado-investigado-acusado no tiene la carga ni la responsabilidad de probar su inocencia, sino que es la acusación quien tiene la obligación y la carga probatoria de la culpabilidad de la persona contra la que se dirige el procedimiento.

Ante la incertidumbre, favorable al reo

Por su parte, el principio “in dubio pro reo” es un principio del derecho penal en base al cual el Juez o Tribunal, a la hora de valoración y apreciación de la prueba, debería actuar a favor del reo en caso de que le resulten dudas acerca de la culpabilidad del acusado.

Esto significa que, ante la incertidumbre, la resolución judicial debería ser favorable para el reo.

Dicho lo cual, todo se viene abajo con afirmaciones como:

“El peligro de condenar a un inocente existe”, pues la verdad judicial a veces no coincide con la verdad de los hechos. 

La precariedad del relato que construye el tribunal es asumida incluso por el propio sistema judicial, que establece como garantía del justiciable el mecanismo de revisión de la sentencia por parte de una segunda e incluso a una tercera instancia.

LAS SENTENCIAS DE CONFORMIDAD

El “acusado-testigo”, identificado en los ordenamientos penales con la eufemística denominación de “colaborador eficaz”.

Es una creación de las políticas legislativas mundiales que propugnan por una justicia criminal consensuada.

Es una figura peligrosa y extraña a los contenidos éticos que deben presidir la administración de justicia.

Entendamos que para que pueda ser utilizado como herramienta probatoria, el “colaborador” debe admitir su responsabilidad como autor, coautor o partícipe del delito que se investiga.

Eso sí, debe entregar información a cambio de “beneficios” de carácter procesal, entre ellos el principio de oportunidad entendido como la facultad que asiste a la Fiscalía para dejar de perseguir un hecho delictivo, tras una negociación con el delincuente.

«Sentencias de conformidad que cada vez son más frecuentes en los tribunales, tan frecuentes,  que encierran una perversión».

Esta perversión nace de que las sentencias de conformidad suponen una reducción sustancial en la carga de trabajo de todos los intervinientes: tribunal, Letrado de la Administración de Justicia, Ministerio Fiscal, acusaciones particulares, defensas y hasta funcionarios auxiliares del juzgado.

Por eso, las conformidades son generalmente bien recibidas por todos ellos y, por el contrario, la negativa a la conformidad cae mal, sobre todo cuando es por una sola de las partes.

¿Porque?

Porque nos obliga a celebrar un juicio con todas las partes, testigos y peritos.

Esas conformidades, en demasiadas ocasiones, se usan para incriminar a otros (la colaboración eficaz) y sea cierto o no, ya tenemos los supuestos indicios para incriminar al que no se ha declarado culpable.

Cierto que los acusados tienen derecho a mentir, pero ese derecho a mentir no consiste en declararse culpable de hechos delictivos no cometidos, o culpando a otros, culpabilidad que muchas veces declaran sometidos a un miedo insuperable, puesto que de no mentir declarando su culpabilidad, son amenazados con enormes penas de prisión.

Este sistema transaccional de tan discutible legitimidad se está aplicando indiscriminadamente, sin que a nadie preocupe que, al negociar la impunidad de los criminales, la justicia cayó en manos de mentirosos y falsarios, quienes luego de sus amañadas “revelaciones” se trasmutan en honrados delincuentes, dignos de todas las protecciones estatales.

«Acudir a estas políticas de acuerdos, confesiones convenidas, regateos y alianzas que ofenden el sentido moral, revela la crisis de los sistemas penales y la ruptura del proceso tradicional».

Y así, los derechos fundamentales como los de legalidad, no autoincriminación, el juez natural, la presunción de inocencia, la igualdad, la contradicción y la libertad humana son remplazados por un intercambio estratégico de concesiones.

LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN

Los procedimientos penales se airean en los medios de comunicación como si esto sirviera para fiscalizar el buen funcionamiento de la Justicia.

Todos sabemos que muchas veces se publican nombre y apellidos del “investigado”, inocente o no, y se airean las peticiones de penas, versiones parciales y hasta datos,  erróneos e incompletos.

Y todo ello a pesar de que existe una prohibición legal y expresa de publicar las diligencias de un sumario y la exigencia de tratar con cautela al procesado.

Es decir, no nos paramos a analizar si estamos vulnerando el derecho a la intimidad del investigado, pero sí que nos escandalizamos y pedimos multas astronómicas si una empresa no nos avisa de que usa “cookies” en su web.

Entendamos que la peor de las realidades es “la condena a tiempo real”, pues el retrato que los medios hacen sobre el sospechoso se convierte en un juicio público definitivo que afecta a su imagen y reputación para siempre.

CONCLUSIONES

Esto es sólo una llamada a la prudencia, y a la necesidad como sociedad de aprender de los errores.

Pero también una petición:

  • al Ministerio Fiscal y a mis compañeros defensores, para no forzar conformidades.
  • a los Tribunales para que no adopten decisiones de prisión preventiva cuando casi nadie huye de la justicia, y sobre todo, a no consentir condenas basadas en conformidades forzadas;  
  • y por último, y no menos importante, a la prensa, para que se dé cuenta del dolor que irroga su trabajo cuando no respeta un valor constitucional, que todos querríamos para nosotros, como la presunción de inocencia.

En cualquier caso, yo siempre le deseo suerte, repito: MUCHA SUERTE, a todo el que es acusado-investigado-inocente.

A la vista de cómo están evolucionando las acusaciones, y de cómo prosperan cierto tipo de acusaciones maliciosas, puede que le haga mucha falta toda la suerte que pueda desearle.

Abogados singles: cómo sobrevivir en un pequeño despacho

El término single, solitario, define la característica de muchas personas en este comienzo del siglo XXI que por su propia voluntad o por necesidad, eligen vivir, viajar y/o trabajar en soledad, a su manera. Aunque hay «singles» que, especialmente gracias a Internet y las nuevas tecnologías, comparten actividades, elegir ser independiente, a todos los niveles, es cada vez más habitual. ¿También en la Abogacía? ¿Esa decisión es voluntaria? ¿Hay en la Abogacía redes sociales para compartir problemas, ideas, proyectos cuando uno trabaja sólo?

Sobre todo por razones económicas, es extraño el caso del pequeño despacho que decide externalizar alguno de estos servicios cuando se pone en marcha. Existen casos en los que disponen de una persona que realiza las labores administrativas, pero generalmente los abogados solitarios se encargan de todo ellos mismos: abrir la puerta a sus clientes, llevar los archivos, pagar los recibos, comprar el material de oficina, gestionar los pagos de impuestos e infinidad de tareas que suman a sus espaldas más horas de trabajo y esfuerzo.

Trabajar en solitario tiene, sin embargo, algunas ventajas, entre ellas la de poder organizar el trabajo en función de las cargas familiares o de los horarios de los hijos -llevarles al colegio, recogerles, etc.- y, además, desarrolla un estrecho espíritu de colaboración con otros compañeros.

Aunque multitud de abogados viven para trabajar, lo importante es trabajar para vivir y que, a final de mes, una vez pagados todos los gastos, el despacho haya sido productivo. No siempre es fácil y no todos los meses son iguales. Hay meses buenos y meses en los que llegan muchos menos casos. Y cuando, encima, llega la crisis, los grandes pueden superarla con recorte de gastos, reducción de plantillas, y otros métodos. Pero un pequeño despacho, ¿de dónde recorta? ¿Es la crisis la que dicta el sueldo de los abogados solitarios? ¿Se aprovechan algunos clientes de la actual situación económica? ¿Afecta la crisis a todos los pequeños despachos por igual?

Ya está instaurado el pago a plazos en la Abogacía y, además existen clientes que exigen el «todo incluido» a precio cerrado. Muchos abogados están preocupados en buscar nuevos clientes, en facturar más. Pero especialmente en tiempos de crisis, lo importante no es facturar, sino cobrar lo que se ha trabajado. Desde hace dos años ha aumentado la «pequeña morosidad». Los clientes no sólo se retrasan en los pagos sino que demandan abaratamiento de los honorarios y fórmulas de financiación, lo que al abogado individual le implica tener que ajustar sus presupuestos

Lo mismo sucede con el Turno de Oficio, donde 35.000 abogados trabajan 24 horas al día, 365 días al año y al que están adscritos la gran mayoría de los abogados «solitarios». Además de ser una fuente extra de ingresos -no muy importante, unos 4.000 euros al año por atender una media de veinte asuntos, lo que significa 200 euros por caso-, se lo plantean como una contribución a la sociedad.

La Abogacía en solitario es una gran aventura, la que emprenden más de la mitad de los abogados españoles. Es un reto que produce casi por igual problemas y satisfacciones. Unos y otros viven en soledad, pero, dado el número de abogados solitarios, parece que compensan los éxitos y se sobrellevan las dificultades.